Un equipo internacional de científicos ha hecho un descubrimiento asombroso: un agujero negro del tamaño de Júpiter merodeando en nuestra propia galaxia. Esta revelación ha dejado perplejos a los expertos, ya que este tipo de agujeros negros suelen ser difíciles de detectar debido a su tamaño relativamente pequeño.
El hallazgo se produjo gracias a la observación de un fenómeno conocido como microlente gravitacional, que ocurre cuando un objeto masivo, como un agujero negro, pasa frente a una estrella distante y la distorsiona debido a su fuerte gravedad. En este caso, los investigadores observaron cómo la luz de una estrella distante se curvaba alrededor de un objeto invisible, indicando la presencia de un agujero negro de tamaño jupiteriano.
El agujero negro, que ha sido bautizado como Júpiter 2.0 debido a su tamaño comparable al del planeta gigante, se encuentra a unos 20.000 años luz de la Tierra, en el centro de la Vía Láctea. A pesar de su pequeño tamaño, se estima que su masa es equivalente a la de unas 4 veces la del Sol, lo que lo convierte en un objeto extremadamente denso y con una gravedad devastadora.
Este descubrimiento plantea muchas preguntas sobre la formación y evolución de los agujeros negros en nuestra galaxia. ¿Cómo es posible que un agujero negro tan pequeño haya logrado sobrevivir durante tanto tiempo en el centro de la Vía Láctea? ¿Qué efectos podría tener su presencia en el entorno estelar que lo rodea?
Los científicos esperan poder seguir estudiando este agujero negro único para poder responder a estas y otras preguntas. Sin duda, este hallazgo nos recuerda lo poco que sabemos todavía sobre el universo que nos rodea, y lo emocionante que puede ser descubrir nuevos objetos y fenómenos cósmicos que desafían nuestra comprensión actual.