En la mañana del día de Navidad del año 1963, los habitantes de las Islas Canarias presenciaron un fenómeno extraordinario: una nueva isla emergió en medio del océano Atlántico. La isla, que posteriormente fue bautizada como “La isla que surgió por Navidad”, apareció repentinamente frente a la costa de La Restinga, en la isla de El Hierro.
Este increíble evento fue el resultado de una erupción volcánica submarina que tuvo lugar en la zona. Durante varios días, la isla creció rápidamente gracias a la actividad volcánica debajo del agua, hasta que finalmente emergió a la superficie. La nueva isla era un paisaje surrealista de rocas negras, humo y lava que todavía estaba caliente al tacto.
Los habitantes locales y turistas se sintieron fascinados por este espectáculo natural y acudieron en masa para observar de cerca la isla recién formada. En poco tiempo, se convirtió en una atracción turística popular, a pesar de los riesgos asociados con la proximidad a un volcán activo.
Con el tiempo, la isla comenzó a enfriarse y su actividad volcánica disminuyó. A medida que la lava se enfriaba, la isla comenzó a tomar forma y se hicieron estudios para determinar su composición y durabilidad. Se descubrió que la isla estaba formada principalmente por basalto y otros minerales volcánicos, lo que la hacía extremadamente difícil de erosionar.
A pesar de su origen volcánico y su naturaleza impredecible, “La isla que surgió por Navidad” se ha convertido en un punto de referencia en la región y ha atraído a científicos y turistas de todo el mundo. Si bien su tamaño y forma han cambiado a lo largo de los años debido a la erosión y la actividad volcánica en curso, la isla sigue siendo uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza en las Islas Canarias.
En resumen, la aparición de esta isla en Navidad fue un recordatorio poderoso de la belleza y la magnitud de los procesos naturales que dan forma a nuestro mundo. Aunque su presencia fue efímera, el legado de “La isla que surgió por Navidad” continúa asombrando y fascinando a todos aquellos que tienen la suerte de presenciarla en persona.